Madres de abril nicaragua
Greg se fue a Canadá sin nosotros. Embarazada de 8 meses en
Contenidos
ARCHIVO - En esta foto de archivo del 3 de mayo de 2018, dolientes, amigos y familiares llevan el ataúd con el cuerpo de Nelson Téllez, quien murió por heridas de bala durante las protestas del 20 de abril contra el gobierno del presidente Daniel Ortega, en Ciudad Sandino, Nicaragua. El presidente de Nicaragua, Ortega, y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, sostuvieron que el uso de la fuerza estaba justificado para repeler un intento de golpe de Estado. Grupos de derechos humanos nacionales e internacionales discreparon rotundamente. (AP Photo/Alfredo Zuniga, Archivo)
ARCHIVO - En esta foto de archivo del 3 de mayo de 2018, un arreglo floral con las palabras en español "Tu esposa e hijos te aman" se encuentra durante el funeral de Nelson Téllez, quien murió de heridas de bala durante las protestas del 20 de abril contra el gobierno del presidente Daniel Ortega, en Ciudad Sandino, Nicaragua. Un grupo de expertos internacionales independientes enviados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para investigar las violaciones escribió en su informe de diciembre que los homicidios fueron perpetrados por la policía y bandas progubernamentales desatadas contra los manifestantes. Los expertos fueron expulsados del país antes de que pudieran hacer público su informe. (AP Photo/Alfredo Zuniga, Archivo)
Una madre nicaragüense exige justicia tras la muerte de su hijo a manos de la policía
En el contexto político actual, las instituciones democráticas son sólo un cascarón formal. El declive de las instituciones democráticas se inició a principios de la década de 2000 y se intensificó gradualmente con el segundo, tercer y cuarto mandato de Ortega. Desde la victoria electoral de Daniel Ortega en 2006, el FSLN se ha convertido en el poder hegemónico y se ha asegurado el control de las instituciones democráticas y las administraciones de Nicaragua. Esto es más evidente en la celebración de elecciones. Ortega y el FSLN han logrado transformar paulatinamente las instituciones democráticas en autoritarias, marcadas por dos momentos importantes: la reforma de la Constitución en 2014 permitió a Ortega reelegirse indefinidamente y optar a su cuarto mandato en las elecciones de 2016; y tras el levantamiento de 2018, la intensidad de la represión transformó definitivamente el régimen en represivo y autoritario, muy similar en sus prácticas al régimen somocista. El control de Ortega y su esposa y vicepresidenta Murillo sobre la Asamblea Nacional, los gobiernos locales y las instituciones del Estado (por ejemplo, la Corte Suprema de Justicia y el Tribunal Supremo Electoral) ha contribuido a limitar la capacidad del Estado para impartir justicia, ha socavado la transparencia y el carácter democrático de las elecciones, ha eliminado la independencia de la administración pública y, en última instancia, ha impuesto los puntos de vista de Ortega y Murillo en todas las instituciones.
Nicaragua: informar sobre una crisis | AFP
Un informe publicado a finales de mayo repite las denuncias de represión gubernamental en Nicaragua durante las violentas protestas de 2018. Fue encargado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), órgano de la Organización de Estados Americanos (OEA), y reaviva los argumentos de que el gobierno sandinista viola sistemáticamente los derechos humanos. Pretende aportar nuevas pruebas, pero en realidad los hechos son más complicados de lo que sugiere el informe. Merecen un examen cuidadoso para garantizar que la comunidad internacional está recibiendo la historia completa y sin adulterar.
En abril de 2018, estalló la violencia en Nicaragua cuando los grupos de la oposición iniciaron un intento infructuoso de forzar la salida del gobierno de Daniel Ortega. Uno de los eventos emblemáticos de un período traumático de tres meses fue la llamada "Marcha de las Madres" el 30 de mayo. También es uno de los más polémicos, y lo sigue siendo a día de hoy. La marcha tuvo lugar en la capital, Managua, en el punto álgido de la influencia de la oposición; muchos nicaragüenses todavía creían las noticias falsas de que cientos de estudiantes habían sido asesinados por la policía en las semanas anteriores, y aún no habían experimentado lo peor de la violencia relacionada con los bloqueos de carreteras instalados en todo el país por la oposición. Aunque la marcha principal fue en gran medida pacífica, los numerosos y violentos enfrentamientos posteriores se saldaron con ocho muertos por disparos y más de 90 heridos, entre ellos 20 policías.
Manifestantes denuncian al nicaragüense Ortega ante la OEA en Washington
Durante toda la jornada del 30 de mayo, la resistencia al régimen Ortega-Murillo demostró que tiene reservas y está viva. A cuatro años de la Masacre del Día de la Madre, hubo protestas, marchas, reuniones y recitales. La ISL, con expresiones en todo el mundo, desplegó una acción internacionalista de compromiso con la causa de la libertad de los presos políticos, y de apoyo a la Comisión Internacional que viajará a Centroamérica en pocas semanas.
Fue el día de las "madres". 2018. Una convocatoria masiva, pretendía chistar a las Madres de Abril, el embrionario colectivo surgido de la unidad de los familiares de los jóvenes asesinados por la represión del régimen en los días de la revuelta, el mes anterior. La cita fue en la rotonda Jean Paul Genie de Managua. Miles de manifestantes: familias enteras, enormes contingentes de estudiantes universitarios: la "madre de todas las marchas", como se la llamó. Algunos cálculos hablaban de 500 mil personas. Otros, casi un millón. Todos coincidían en que se trataba de una verdadera marea humana. El gobierno organizó un escuálido mitin oficial. De pronto, cuando las enormes columnas se dirigían por la carretera a Masaya, sonaron los primeros disparos. Francotiradores con fusiles de guerra dispararon ráfagas contra la multitud. Hubo disparos a la cabeza. Las primeras víctimas murieron y decenas resultaron heridas. La estampida fue total y la dispersión de la histórica protesta, caótica: universidades y centros comerciales sirvieron de refugio. El balance de muertos y heridos fue otro punto de quiebre del régimen con la juventud estudiantil y miles de familias nicaragüenses. La caricatura de un gobierno antiimperialista o de izquierda quedó definitivamente enterrada para quien quisiera verla. Disparar contra tu pueblo indefenso es de cobardes. Es lo que hacen los dictadores sanguinarios.